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Hace 15 años, nadie se quejaba de perder media hora en la fila del banco.
Era parte de la rutina: sacar un número, esperar, firmar papeles, volver a casa.
Hoy, la sola idea de “ir al banco” ya suena absurda.
Hacemos transferencias en segundos, pagamos con el celular, e incluso pedimos préstamos desde una app.
Lo que antes parecía un lujo opcional (la banca online) terminó siendo la forma normal de operar.
¿Cuántas de esas cosas que hoy das por sentadas eran, hace poco, vistas como opcionales?
Ninguna de estas innovaciones parecía “urgente” al inicio.
Hoy, intentar vivir sin ellas se siente casi imposible.
El sector inmobiliario está pasando por el mismo punto de inflexión.
La automatización ya no es promesa de futuro, es tendencia imparable:
Muchos agentes aún piensan: “mis clientes quieren trato humano, no máquinas”.
Y es cierto: el cierre emocional requiere de ti.
Pero… ¿cómo llegas a ese cierre si nunca respondiste a tiempo al lead inicial?
La automatización no reemplaza tu relación con el cliente.
Lo que hace es abrirte la puerta para que exista esa relación en primer lugar.
Si tus clientes ya usan Uber, Netflix y reservas online todos los días… ¿por qué esperarían menos de ti?
La automatización ya educó a tu cliente en otros ámbitos de su vida.
Ahora, espera lo mismo de su agente inmobiliario.
Lo que ayer era un lujo, hoy es la norma.
La banca, los viajes, los restaurantes… todos cruzaron ese umbral.
El real estate no es la excepción: ya está ocurriendo.
La pregunta no es si la automatización funciona.
La pregunta es: ¿cuándo decides adoptarla tú?